Hay que recordar lo que fuimos para saber lo que somos

Por desgracia la Historia de nuestro país poco importa a los políticos de turno. Si permitimos esto, terminaremos sin saber qué fue España y dejaremos que el devenir de los sucesos actuales borre nuestra memoria.

jueves, 14 de julio de 2011

Juan de Zúñiga y Pimentel



Juan de Zúñiga y Pimentel (Plasencia, 1465 – Guadalupe, 1504) fue el último Gran Maestre de la Orden Militar de Alcántara, era el segundo hijo del duque de Béjar y de Plasencia, Álvaro de Zúñiga y de su mujer Leonor Pimentel, duquesa de Arévalo, quien trabajó denodadamente por alcanzar el maestrazgo para su hijo, que lo logró en 1479, a pesar de ejercerse ya el mismo cargo por Alonso de Monroy, Francisco de Solís y el propio joven Zúñiga.
Siendo niño estuvo muy enfermo y ante el previsible trágico desenlace, sus padres se encomendaron a San Vicente Ferrer (recién santificado) prometiéndole edificar un monasterio-iglesia en su honor si su hijo se curaba. Así fue y se construyó un espléndido convento bajo la advocación de San Vicente Ferrer en Plasencia, administrado por dominicos.

Se distinguió en los sitios y tomas de Málaga, Baeza y Granada en la Reconquista de España. El 20 de noviembre de 1494, a los dos años de la terminación de la Reconquista, renunció a su cargo de Gran Maestre de la Orden de Alcántara a favor del rey Fernando, que agregó la Orden a la Corona. Zúñiga se retiró a los estados de La Serena, que le habían dado en propiedad a cambio de su renuncia. Fue nombrado obispo de Burgos y en 1503, arzobispo de Sevilla donde realizó la entrada solemne el mismo año. Los monarcas promovieron su acceso al cardenalato, en 1503. Cuando se dirigía hacia la corte, falleció en la Granja de Mirabel perteneciente al monasterio jerónimo de Guadalupe (Cáceres, Extremadura), el 26 de julio de 1504. Fue enterrado en el convento dominico de San Vicente Ferrer de Plasencia, fundado por su madre, que en la actualidad es un albergue de calidad (Paradores Nacionales).
Al término de la Reconquista, Juan de Zúñiga cultivó el estudio y la caza. Entre sus maestros se encuentran el gramático Antonio de Nebrija, que le enseñó latín, el caballero de Alcántara frey Gutierre de Trejo, que le enseñó leyes; Abasurto, que era judío, le enseñó astrología y el maestro Solórzano, música. Su residencia de Zalamea de la Serena se dice que era una corte señorial. Autores contemporáneos indican que fue en Zalamea donde Nebrija escribió la primera gramática de la lengua española.

Prueba de la fructífera relación que se estableció entre Zúñiga y Nebrija es el ejemplar de las Introductiones Latinae —depositado en la Biblioteca Nacional de Madrid— con el que el mecenas fue obsequiado. El ejemplar manuscrito es un magnífico códice escrito sobre vitela, caligrafiado con letra de tipo humanístico, iniciales y capitales de colores sobre planchas de oro bruñido, con títulos en rojo, esmeradamente manuscrito e iluminado como libro de texto para el alumno y mecenas. Antecede al texto una miniatura que ocupa todo el verso de la tercera hoja. En ella a la izquierda está representado Nebrija, sencillamente vestido, sosteniendo con ambas manos un libro abierto; en un estrado, presidiendo la estancia, Juan de Zúñiga, sentado ante un atril cubierto de ricas telas, apoya las manos sobre un libro abierto.

Al lado de Nebrija un paje, de rodillas, sostiene un volumen cerrado; enfrente varios personajes, los personajes femeninos se cree que son las tres hermanas de Zúñiga que asisten a la lectura. Se desconoce el autor de la miniatura; que es ejemplo del buen gusto que adornó la llamada corte señorial de Juan de Zúñiga así como muestra de la cantidad de obras con que contaba la biblioteca de este mecenas, que sin embargo se dispersó a su muerte en 1504. En la Biblioteca Nacional de Portugal se conserva igualmente el códice titulado Comentarios de Eusebio, de Alonso Fernández de Madrigal, con los escudos de Juan de Zúñiga, que es una banda transversal de sable en campo de plata, como sus señas de identidad y pertenencia.

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