Hay que recordar lo que fuimos para saber lo que somos

Por desgracia la Historia de nuestro país poco importa a los políticos de turno. Si permitimos esto, terminaremos sin saber qué fue España y dejaremos que el devenir de los sucesos actuales borre nuestra memoria.

domingo, 4 de julio de 2010

Sancho Dávila y Daza. El Rayo de la Guerra.


Sancho Dávila y Daza (Ávila, 21 de septiembre de 1523 – Lisboa, 1583), apodado "El Rayo de la Guerra". Hijo de Antonio Blázquez Dávila, militar participante en el asedio de la fortaleza de Fuenterrabía (1521-1524), y de Ana Daza.

Comenzó su carrera militar en 1545, luchando con las tropas del emperador Carlos V contra los protestantes alemanes de la Liga de Esmalcalda en Alemania. Luchó también contra los turcos de Dragut en el norte de África, y posteriormente en Italia, junto al duque de Alba, contra el papa Pablo IV y los Duques de Guisa durante la última fase de las guerras italianas.

En el año 1560, ya bajo el reinado de Felipe II, participó en la defensa de la isla de los Gelves, donde fue hecho prisionero por los turcos y liberado en 1561. El 15 de julio de este mismo año fue nombrado capitán de infantería,aunque por demoras burocráticas su cargo no fue reconocido oficialmente hasta febrero de 1563. En 1562 se le nombró castellano de Pavía, en Italia.

Durante la guerra de Flandes sirvió como maestre de campo de los tercios españoles, primero bajo el mando del III duque de Alba Fernando Álvarez de Toledo, en cuyas funciones prendió al Conde de Egmont, y posteriormente de Luis de Requesens. En 1569 fue nombrado gobernador de la ciudadela de Amberes.En enero de 1570, por sus servicios en Flandes y mediante la intermediación del duque de Alba, Felipe II le concedió el hábito de la Orden de Santiago.

En el transcurso de esta guerra participó entre otras en las batallas de Dalen (1568), Goes (1572), Flesinga (1573), Borsele, Reimerswaal (1574), Mook (1574) y el llamado Saqueo de Amberes (1576). El 3 de octubre de 1576 las tropas holandesas entraron en la ciudad de Amberes, cuyos gobernadores les habían abierto las puertas, y tomaron posiciones para asaltar el castillo defendido por tropas españolas al mando de Sancho Dávila. Los amotinados, que habían rehusado anteriormente obedecer cualquier orden sin haber cobrado antes las deudas, al tener noticia del ataque, marcharon toda la noche en dirección a Amberes para ayudar a los sitiados. A pesar de que las tropas rebeldes eran mucho más numerosas, la guarnición del castillo y los españoles que vinieron a socorrerles el día 4 del mismo mes, se lanzaron al ataque por las calles de la ciudad haciendo huir a los holandeses. Algunos de ellos se refugiaron en el ayuntamiento de Amberes, que los soldados españoles incendiaron, propagándose las llamas por la ciudad. Acto seguido procedieron a saquear la ciudad durante tres días contándose los muertos por millares. Este trágico suceso es conocido como Furia Española en los países protestantes. Este saqueo fue motivado porque las tropas españolas llevaban, en algún caso, dos años y medio sin obrar sus pagas. La indignación de las provincias y el Consejo de Estado por el saqueo no tuvo límites. El día 8 de noviembre firmaron la pacificación de Gante que exigía la salida de los soldados españoles de los Países Bajos, acuerdo que Don Juan de Austria tuvo que aceptar para no perder totalmente el control de las provincias.

Con el saqueo de Amberes y la marcha de los tercios del ejército de Flandes, se perdió el fruto de diez años de esfuerzos por parte de la corona para recuperar el control de las provincias rebeldes.

Este incidente además sirvió para alimentar aún más la Leyenda Negra.

Posteriormente fue general de las tropas de Felipe II de España durante la campaña de la anexión de Portugal, como maestre de campo del duque de Alba Fernando Álvarez de Toledo, participó en 1580 en la batalla de Alcántara donde fue vencido Antonio I de Portugal; el 24 de octubre de ese mismo año conquistó Oporto.

No era hombre de gran cuerpo, antes de pequeño, algo repleto, y algo moreno, y de pelo negro, de condición blanda y apazible; tan bien quisto y amado de todos, que con gran contento le seguían los soldados a qualquier hecho que emprendiesse.

Murió durante la campaña de Portugal en mayo de 1583 como consecuencia de una herida recibida por la coz de un caballo. Sus restos, originalmente dispuestos en el convento de San Francisco de Lisboa, fueron posteriormente trasladados a la capilla mayor de la iglesia de San Juan Bautista de la ciudad de Ávila.

Uno de sus descendientes, Gerónimo Manuel Dávila, publicó en Valladolid en 1713 El rayo de la guerra, hechos de Sancho de Ávila, y sucesos de aquellos tiempos.

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