Hay que recordar lo que fuimos para saber lo que somos

Por desgracia la Historia de nuestro país poco importa a los políticos de turno. Si permitimos esto, terminaremos sin saber qué fue España y dejaremos que el devenir de los sucesos actuales borre nuestra memoria.

jueves, 2 de junio de 2011

Juan Antonio Gutiérrez de la Concha




Juan Antonio Gutiérrez de la Concha y Mazón de Güemes (Esles, Cantabria, España, 1760 – Cabeza de Tigre, Provincia de Córdoba, Argentina, 26 de agosto de 1810) fue un marino y militar español de larga trayectoria en el Virreinato del Río de la Plata, que llegó a ser gobernador de Córdoba (Argentina) y murió fusilado por orden de la Primera Junta por lealtad a la causa del rey de España.

Tuvo cuatro hijos con Petra Irigoyen de la Quintana, que regresó a España a la muerte de su marido. Dos de ellos fueron los militares y políticos Manuel Gutiérrez de la Concha (1808-1874), marqués del Duero, y José Gutiérrez de la Concha (1809-1895), marqués de la Habana.

Era un oficial de marina formado en la Academia de Guardiamarinas de Cádiz, que llegó a Buenos Aires poco antes de 1790. Experto en cartografía y astronomía, participó en una de las expediciones más relevantes de finales del siglo XVIII, la que dirigía Alejandro Malaspina, realizando trabajos en las costas patagónicas en 1795, explorando exhaustivamente la zona entre los ríos Negro y Deseado. Dio nombre a los lugares que reconocía, como la península Valdés, por el apellido del ministro español de Marina.

Fue asignado al apostadero naval de Carmen de Patagones y luego al de Montevideo. Por orden del gobernador Pascual Ruiz Huidobro, en 1806 acompañó a Santiago de Liniers en la campaña contra las invasiones inglesas. Fue el comandante del Batallón de Arribeños, y más tarde reorganizó la marina de guerra virreinal.

En septiembre de 1807, el virrey Liniers lo nombró gobernador de Córdoba, cargo que ocupó desde diciembre de ese año. Se vio envuelto en discusiones con el partido del Deán Gregorio Funes. Organizó un batallón de milicias locales, que puso al mando del futuro caudillo José Javier Díaz. También mejoró el camino y las postas hacia La Rioja e intentó la explotación del mineral de plata en Famatina. Al ser reemplazado Liniers por Baltasar Hidalgo de Cisneros, lo ayudó a instalarse en Córdoba.

En 1810, al conocerse la noticia de la Revolución de Mayo reunió una asamblea de notables, en la que todos (menos Funes) aconsejaron jurar el Consejo de Regencia y desoír la invitación porteña. Se preparó para luchar y ordenó reclutar fuerzas, desconociendo la autoridad de la Primera Junta. Pero el partido realista quedó aislado, y las tropas de Díaz se negaron a seguirlo.

En agosto llegó la expedición al mando de Francisco Ortiz de Ocampo, y los conspiradores debieron huir hacia el norte. Con Gutiérrez de la Concha fueron capturados el obispo Rodrigo de Orellana, los ex gobernadores Allende y Rodríguez y el contador Moreno. En otro lugar fue capturado Liniers.

Ocampo y su delegado político Hipólito Vieytes decidieron desobedecer la orden de fusilarlos y los enviaron a Buenos Aires. Pero al llegar la noticia a la capital, la Junta reiteró la orden y envió al vocal Juan José Castelli hacia el norte, dispuesto a cumplirla.

Fue fusilado en el extremo sur de la provincia de Córdoba (Argentina) junto a Liniers, Allende, Rodríguez y Moreno, por orden de Castelli.

Sus restos descansan en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando (Cádiz)

1 comentario:

  1. Es curioso, mi abuelo es natural de Esles y nunca había yo oído hablar de este señor. Uno se pasa la vida admirando a los de fuera y de repente se da cuenta de lo que tiene dentro, que no es poco.

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