Vamos a ir desgranando y publicando historias y personajes que, por alguna razón, no son conocidas por el gran público. Hazañas, hechos y gentes que no han calado en la cultura general, pero que sin duda lo merecerían.
Hay que recordar lo que fuimos para saber lo que somos
Por desgracia la Historia de nuestro país poco importa a los políticos de turno. Si permitimos esto, terminaremos sin saber qué fue España y dejaremos que el devenir de los sucesos actuales borre nuestra memoria.
viernes, 8 de julio de 2011
Santiago González-Tablas
Tomó parte en el combate librado para ocupar y fortificar la loma de Jandak-Zira (Ceuta), posición dominante sobre el río Jemis. Para conseguir dicho objetivo se organizaron tres columnas al mando de un coronel, compuesta de fuerzas de todas las armas y policía indígena, y de la central, constituida por el 2º Tabor del Tercer Grupo de dichas Fuerzas Regulares, una compañía de fusiles y otra de ametralladoras, así como del cometido de apoderarse y fortificar la posición designada, se encargó el comandante González-Tablas. Para realizar dichos fines, era preciso desalojar al enemigo previamente de un puesto en que estaba atrincherado; y para conseguirlo, entre otras disposiciones igualmente acertadas, el citado jefe tomó la de ordenar el avance de una sección de la 3ª compañía del Tabor de Policía Indígena, y recibida ésta por el enemigo con nutridísimo fuego de violencia y eficacia inusitada, retrocedió desordenadamente, transmitiendo el desorden al resto de la fuerza; para salvar tan crítica situación que, de continuar, hubiese dejado al descubierto y en inminente peligro los flancos y retaguardia del resto de nuestras líneas de combate, el comandante González-Tablas se lanzó pistola en mano hacia los que retrocedían, y alentándoles con su palabra y su actitud valerosa y resuelta, logró, con inminente riesgo de su vida, hacerles volver a la línea de fuego, y que trocado el desorden en entusiasmo se lanzase al ataque toda la tropa a sus órdenes, con ímpetu y decisión tales, que desalojó al enemigo del puesto que ocupaba y le hizo huir a la desbandada, dejando en el campo nueve muertos, armas y municiones, rebasando nuestras fuerzas, aunque con sensibles pérdidas, la posición designada como objetivo principal de la operación.
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