Hay que recordar lo que fuimos para saber lo que somos

Por desgracia la Historia de nuestro país poco importa a los políticos de turno. Si permitimos esto, terminaremos sin saber qué fue España y dejaremos que el devenir de los sucesos actuales borre nuestra memoria.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Juan Sempere y Guarinos



Juan Sempere y Guarinos (Elda, actual Comunidad Valenciana, 8 de abril de 1754 - id., 18 de octubre de 1830).

Nace en Elda en 1754 en el seno de una familia acomodada de origen morisco oriunda de Villena, de donde fue expulsada. Realizó estudios de grado medio en el seminario de Orihuela y en su universidad donde obtuvo el título de Doctor en Teología y Bachiller en Cánones y Leyes. Durante sus estudios asimiló las nuevas enseñanzas del humanismo cristiano que había ayudado a extender por la zona Gregorio Mayáns y Siscar. En el tiempo de su estancia en Murcia contactó con las ideas de la Ilustración y el regalismo. Tras pasar por Valencia, recala en Madrid en su condición ya de abogado. Trabaja como secretario del marquesado de Villena y se integra en la Academia de Derecho Público de Santa Bárbara y en la Sociedad Económica Matritense. Hombre muy culto y especialmente versado en la historia de las instituciones españolas, publicó por entonces una obra fundamental para la bibliografía de la Ilustración, su Ensayo de una Biblioteca española de los mejores escritores del reinado de Carlos III. (Madrid, 1785-1789, seis vols.), que ya está en germen en el discurso con que en 1782 adicionó su traducción de las Reflexiones sobre el buen gusto de Ludovico Antonio Muratori. Fue nombrado fiscal civil de la Chancillería de Granada y en 1790 ingresó en la Real Academia de Florencia. En este tiempo se casa. En la Chancillería estuvo hasta 1812, donde mantuvo como magistrado un activo papel de reformas ilustradas que le valieron un expediente instruido por la Inquisición. En 1797 fue nombrado consejero de Hacienda. Publica sus primeras obras jurídicas sobre las chancillerías de Valladolid y Granada. Remite a Godoy un informe sobre la educación en España que le granjeará su enemistad. En 1801 comienza a publicar su obra Biblioteca Española Económico-Política que terminará en el cuarto tomo en 1821. En 1804 publica Apuntamientos para la Historia de la Jurisprudencia española que es el primer intento de realizar una Historia del derecho español. La invasión de Granada por las tropas napoleónicas le coge en la Junta de Defensa de la ciudad. Por entonces elabora las aportaciones de Granada a las Cortes de Cádiz. Sin embargo, su espíritu ilustrado le llevo a vivir una contradicción entre la defensa de la nación y los nuevos aires traídos por los invasores. Se convierte así en un afrancesado confiando en José I una renovación de la España tradicional y participando en el Tribunal Supremo josefino. En 1810 le son confiscados sus bienes por "colaboración con el gobierno intruso". No obstante, mantiene sus convicciones e ingresa en la Real Academia de la Historia. En 1812 es detenido y encarcelado. En 1814 sigue el destino de José I y se exilia en Burdeos y más tarde en París. En 1815 publica en francés Histoire des Cortes d´Espagne en la que combate a un tiempo el Romanticismo de los liberales de Cádiz y a los reaccionarios. En el Trienio liberal (1820 - 1823) la amnistía le permite regresar a España. La restauración del absolutismo por parte de Fernando VII le obligó de nuevo al exilio en París. Consigue regresar en 1826 y publica en francés su última obra, Consideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia de la monarquía española. Al no conseguir su rehabilitación personal, se retira a Elda donde fallecerá en 1830.

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