Vamos a ir desgranando y publicando historias y personajes que, por alguna razón, no son conocidas por el gran público. Hazañas, hechos y gentes que no han calado en la cultura general, pero que sin duda lo merecerían.
Hay que recordar lo que fuimos para saber lo que somos
Por desgracia la Historia de nuestro país poco importa a los políticos de turno. Si permitimos esto, terminaremos sin saber qué fue España y dejaremos que el devenir de los sucesos actuales borre nuestra memoria.
martes, 3 de mayo de 2011
La Batalla de Jodoigne
La batalla de Jodoigne se libró el 16 de octubre de 1568 entre el ejército reclutado por Guillermo de Orange y las tropas españolas de Fernando Álvarez de Toledo, III Duque de Alba, en el marco de la Guerra de los Ochenta Años.
El 5 de octubre el ejército de mercenarios reclutado por Guillermo de Orange para liberar a los Países Bajos inicia su invasión por el sudeste de Bélgica. Guillermo pretende entrar en batalla rápidamente contra las fuerzas españolas, pero el duque de Alba no quiere arriesgarse a una derrota, ya que sabe que difícilmente podrá sustituir las bajas. Aunque se producen escaramuzas todos los días, la estrategia del duque de Alba es dejar pasar los días, puesto que conoce las dificultades económicas por las que pasa Guillermo y sabe que no podrá mantener al ejército por mucho tiempo. Al poco empiezan a producirse motines en las tropas de Guillermo y sólo entonces el duque está dispuesto a presentar batalla. Guillermo se dirige hacia Francia para unirse con las tropas que los hugonotes franceses le envían de refuerzo.
La batalla, que no pasó de una escaramuza de grandes proporciones, se produjo al llegar al río Geete. Guillermo deja una fuerza de 5.000 arcabuceros al mando del conde de Hoogstraaten, con el fin de proteger al ejército mientras cruzan el río. El duque envía a su hijo al frente de la caballería y de 4.000 arcabuceros, que se lanzan contra la colina que ocupa la retaguardia enemiga y los derrotan. A la petición de un oficial del ejército español para cruzar el río y lanzarse contra el ejército de Guillermo, el duque responde que es a los soldados a quienes corresponde querer cruzar y combatir para distinguirse, no a su comandante.
Al día siguiente, tras haber perdido a la mayoría de sus arcabuceros y sin dinero para pagar a sus soldados, Guillermo entra en Francia con su ejército, donde se disuelve, finalizando su intento de invasión.
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